10 enero 2012

149 - Mucha pluma ! ! ! !

Mucha pluma !! esto se suele decir de los hombres que tienden a demostrar un poco de amaneramiento en sus formas de expresión, tanto verbal, como gestual, pero no voy a hablar de estas personas.

Mi intención no se acerca ni por asomo a este tema, mi tema es más bien material, perentorio y muy, pero que muy apropiado para estos días invernales. Me refiero a la pluma, sí, la pluma de las aves, es decir: Cada una de las piezas de que está cubierto el cuerpo de las aves, que consta de un tubo o cañón inserto en la piel y de un astil guarnecido de barbillas.
Ha quedado claro, no?

Pues no, no va a ser directamente la pluma, sino el plumón. Es decir: Pluma muy delgada, semejante a la seda, que tienen las aves debajo del plumaje exterior.

El plumón es uno de los materiales más confortables y agradables que podemos usar para confeccionar anorak, edredones, almohadas...

Hasta este año no me he decidido a poner un edredón de plumón en la cama, me he resistido por snobismo puro y duro, parece que a las marcas comerciales con cierto caracter de modernidad les dió hace unos años por meternos los edredones de plumones y plumas por los ojos, después, y debido a su alto precio, pasaron a ser de material sintético, muy económicos, pero seguían metiéndonoslos por los ojos, por la tele, por la radio, por las revistas... La moda made in Suecia o países nórdicos se imponía, ahora ya no se nota, todas nuestras casas son clones ikeanos más o menos conseguidos. El caso es que las fundas nórdicas con sus correspondientes rellenos de edredones nórdicos debían formar parte de nuestra existencia habitual quisieras o no quisieras.

Yo me negué, como me niego a que me metan los gustos por los ojos, los oídos, los poros de mi piel... y seguí usando mi juego de sábanas, mis mantas cuasi zamoranas y mi colcha a juego con las cortinas de la habitación.

El caso es que, y lo reconozco, debido a ese afán de consumismo que nos lidera y nos engulle sin remisión caí en la idea de: si tanta gente la usa será bueno.
En fín, que acabé usando el relleno de edredón de uno de mis hijos, el caluroso. Un relleno de plumón de pato al 90%. Y desde luego que mi opinión ha cambiado como de la noche a la mañana. Esa ligera capa abultada que no cae sobre el cuerpo con la pesadez y robustez de una manta es lo más ingenioso que el hombre ha inventado para no tener frío.

Lo alucinante del caso es que su eficacia consiste en no dejar salir el calor, en mantener practicamente una temperatura constante en el interior de la cama. Tan asombroso es que me he puesto a hacer pruebas: primero con pijama de invierno, pues la verdad es que no se pasa demasiado calor; segundo con ropa interior, pues sí es agradable no se pasa demasiado calor, pero nada de nada de frío; tercero en piel desnuda, pues oye que se está tan a gustito, ni calor, ni frío, una temperatura ideal.

No puede ser, dice mi consciente. Sí, puede ser, dice la realidad.

NUNCA hubiera imaginado que esta fantástica solución para que los patos no se congelen en las aguas gélidas pudiera ser de una eficacia tan alta para el ser humano.

VIVAN LOS PATOS Y SUS PLUMONES!!!!
Pero, ¿qué diferencia hay entre pluma y plumón?, eso os lo explican en esta página muy bien explicadito. Yo soy de plumón y tú?

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