24 noviembre 2024

770 - TEST DEL BUEN CONDUCTOR

Tener el carnet de conducir no quiere decir que seamos perfectos conductores.

Aprobamos los ejercicios teóricos y prácticos, pero cuando pasa el tiempo lo aprendido se olvida, las señales se modifican o, mejor dicho, se amplían, los detalles los olvidamos y no recordamos si los niños deben ir de frente o de espaldas a la marcha, cuando se deben cambiar los neumáticos, si quedarnos sin gasolina puede dar lugar a una multa...

Total que en realidad, aunque nos creamos Carlos Sainz somos un peligro, un gran peligro, porque dudamos y no controlamos tanto como nos creemos.

Ahora llega el momento de ponernos en acción. Aquí os dejo dos enlaces muy molones. Uno es de las nuevas señales que la DGT ha aprobado y que YA están en nuestras carreteras. El otro es un TEST de las 50 normas fundamentales que nos indicarán si debemos echarle un ojo al código de circulación y estudiarlo un poquito, o de si realmente somos unos fenómenos al volante.



17 noviembre 2024

769 - ¿SABES CUÁL ES TU CRONOTIPO? ¿Alondra-Búho-Colibrí?

 

Los cronotipos explican la distribución de la energía a lo largo del día.

El día tiene veinticuatro horas y nuestro cuerpo lo sabe a la perfección. Tenemos nuestro propio reloj biológico que influye en los llamados ritmos circadianos, encargados de regular las funciones fisiológicas del organismo de forma que cada día se realice un ciclo. Éste afecta, entre otros aspectos, a la temperatura corporal, las hormonas y al funcionamiento de los órganos. 

Por otra parte, la temperatura exterior, así como el ciclo solar (la alternancia entre día y noche) influyen en el funcionamiento de los ciclos circadianos. De ahí que, cuando viajamos a un país lejano, suframos el efecto del “jet lag”: los esfuerzos del cuerpo por adaptarse a los horarios de luz natural del sitio visitado. Sin embargo, a pesar de que nuestro cuerpo sigue naturalmente el ritmo solar, las personas pueden presentar distintos tipos de cronotipos, según la forma particular de adaptarnos a la luz, la temperatura y a los otros ciclos biológicos ambientales que nos afectan. Esto hace que haya personas madrugadoras que se levantan llenas de energía, mientras que a otras se les pegan las sábanas sin remedio. También las hay que no tienen un patrón especialmente marcado. 

Para etiquetar los cronotipos, la ciencia les ha dado nombres de aves: alondras a los madrugadores, búhos a los noctámbulos, y colibrís a las personas de ritmos no tan definidos. Para entender un poco más cómo funcionan, es importante saber que, a pesar de que los ciclos circadianos se regulan endógenamente, la luz (variable exógena) influye en la hormona melatonina. 

La retina tiene unos receptores que en ausencia de estímulo lumínico activan una parte del hipotálamo denominada Núcleo Supraquiasmático (NQS) y que es el que ordena a la Glándula Pineal la secreción de melatonina. Así, con más luz, hay menos melatonina y más sueño, y viceversa. La temperatura también puede influir en esta dinámica. Los tres tipos de cronotipos vienen dados por lo que las personas tardan en generar melatonina inductora del sueño después de la estimulación de la glándula pineal (por la ausencia de luz). 

Todos duermen lo mismo, entre siete y ocho horas, pero varía cuándo empiezan a dormir, en función de la segregación de la melatonina:

• Cronotipo matutino o alondras: segregan rápidamente melatonina cuando no hay luz. Son personas a las que no les cuesta madrugar y tienden a acostarse pronto por las noches. Sus capacidades cognitivas se encuentran al máximo por la mañana. Un cuarto de la población se encuentra en este cronotipo.

• Cronotipo vespertino o búhos: son personas que tienen su ritmo vital más activo en la tarde noche. Su tendencia natural les llevaría a levantarse tarde (entre las diez y las doce de la mañana) y a acostarse más tarde que el resto (de una a tres de la mañana). En su organismo, la melatonina comienza a producirse varias horas después de desaparecer el estímulo lumínico (alrededor de 6 horas más tarde que en el caso de las alondras). Una de cada cuatro personas es búho.

• Cronotipo intermedio o colibrís: fundamentalmente diurnos, pueden adaptarse a madrugar o trasnochar. Secretan la melatonina tres horas después que los matutinos y tres horas antes que las personas vespertinas. El 50% de la población se encuentra en este grupo.

También se han realizado estudios que relacionan cronotipo y personalidad, según los cuales, las personas matutinas tienden a ser más organizadas, perfeccionistas y eficientes, respetan la autoridad y son cooperativos, aunque menos espontáneos. Los vespertinos, por su parte, son emocionales, creativos, inconformistas, asumen riesgos y llevan peor las normas impuestas. Conocer el cronotipo personal ayuda a conocer mejor cómo funcionamos y saber cuáles son nuestros momentos del día más y menos activos, y es válido para todos los aspectos de la vida. A una persona alondra, por ejemplo, no le conviene poner una reunión de trabajo a las ocho de la tarde pues no estará en su mejor momento, en tanto que para un vespertino ir a nadar a las nueve de la mañana sería un auténtico suplicio. 

Tal y como está montada la sociedad, en general favorece más a las alondras y a los colibrís en lo que aspectos laborales y educativos se refiere, pero en la noche, sin duda, los búhos son los reyes.

10 noviembre 2024

768 - ¿POR QUÉ NOS APETECE LA COMIDA POCO SALUDABLE?

 

Aunque intentamos comer alimentos menos ultraprocesados, más frutas y verduras... nuestros objetivos son difíciles de cumplir. ¿Por qué?

Los alimentos ricos en grasas, azúcar y sal son sencillamente muy agradables de comer. Y no te pasa solo a ti: hemos evolucionado de esa manera. Estos alimentos activan el sistema de recompensa del cerebro porque en el pasado eran escasos.

Ahora, están por todas partes. En las sociedades modernas ricas, nos bombardean con publicidad que nos recuerda intencionalmente la apariencia, el olor y el sabor de los alimentos ricos en calorías. Y en respuesta a estas poderosas señales, nuestros cerebros responden tal como están diseñados para hacerlo, desencadenando un intenso deseo de comerlos.

¿Qué causa estos antojos?

Un antojo de comida es un deseo o impulso intenso de comer algo, a menudo centrado en un alimento en particular.

Estamos programados para aprender qué tan bueno es el sabor y el olor de un alimento y dónde podemos encontrarlo nuevamente, especialmente si tiene un alto contenido de grasa, azúcar o sal.

Algo que nos recuerde que disfrutamos de un determinado alimento, como un anuncio llamativo o un olor delicioso, puede hacer que lo deseemos.

La señal desencadena una respuesta física, que aumenta la producción de saliva y la actividad gástrica. Estas respuestas son relativamente automáticas y muy difíciles de controlar.

El hecho de que comamos o no el alimento puede depender de factores como el costo, si está fácilmente disponible y si comerlo se alinea con nuestros objetivos de salud.

Pero generalmente es difícil tener en cuenta la alimentación saludable. Esto se debe a que tendemos a priorizar una recompensa más inmediata, como el placer de comer, sobre una que se retrasa o es abstracta, incluidos los objetivos de salud que nos harán sentir bien a largo plazo.

El estrés también puede hacer que comamos más. Cuando tenemos hambre, elegimos porciones más grandes, subestimamos las calorías y encontramos que comer es más gratificante.

¿Nuestra genética también influye?

Tu historial alimentario y tu genética también pueden dificultar la supresión de los antojos de comida. Pero no te castigues: confiar únicamente en la fuerza de voluntad es difícil para casi todo el mundo.

Las señales alimentarias son tan poderosas que pueden incitarnos a buscar un determinado alimento, incluso si no nos invade una necesidad particularmente fuerte de comerlo. El efecto es más intenso si el alimento está fácilmente disponible.

Esto ayuda a explicar por qué podemos comernos una bolsa grande de patatas fritas que tenemos delante, aunque el placer disminuye a medida que comemos. A veces, usamos el hecho de terminar el paquete como señal para dejar de comer, en lugar de hacerlo por hambre o por deseo.

¿Qué hacer para resistir los antojos?

En gran medida, no tenemos control sobre las señales de nuestro entorno y los antojos que desencadenan. Pero hay algunas formas en las que puedes intentar controlar las situaciones en las que eliges alimentos.

  • Reconoce tu antojo y piensa en una forma más saludable de satisfacerlo. Por ejemplo, si tienes antojo de patatas fritas, ¿podrías comer nueces ligeramente saladas en su lugar? Si deseas algo dulce, puedes probar con fruta.
  • Evita hacer compras cuando tengas hambre y haz una lista de antemano. Aprovechar al máximo las opciones de “comprar y retirar” o de entrega a domicilio del supermercado también puede ayudar a evitar los anuncios y las compras impulsivas.
  • En casa, ten frutas y verduras fácilmente disponibles y fáciles de ver. También ten a mano otros alimentos ricos en nutrientes, ricos en fibra y no procesados, como nueces o yogur natural. Si puedes, elimina de tu entorno los alimentos con alto contenido de grasa, azúcar y sal.
  • Asegúrate de que tus objetivos de alimentación sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un plazo determinado.
  • Sé amable contigo mismo. No te castigues si comes algo que no cumple con tus objetivos de salud. Simplemente sigue intentándolo.

Artículo de Gabrielle Weidemann (Ciencias Psicológicas. Western Sydney University, Australia) y Justin Mahlberg (Psicología. Universidad de Monah, Australia).