05 mayo 2024

747 - La queja de un gran pintor renacentista (M.A.Buonarroti)

El vox populi que Miguel Ángel no tenía muchas ganas de pintar de Capilla Sixtina y los afortunados que han visto alguna serie de tv al respecto lo saben muy bien.

Nacido en Roma en el año 1475, fue un arquitecto, escultor y pintor renacentista que destacó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo.

Al parecer, cuando el papa Julio II le pidió a Miguel Ángel que interviniera el techo del lugar en el año 1508, este declaró que no estaba interesado, pues la escultura era su predilecta y prefería realizar otro tipo de obra diferente a frescos bíblicos por la poca experiencia que tenía con estos.

Sin embargo, se dispuso a trabajar en aquella obra de pinturas casi como una imposición por parte del papa Julio II, pero terminó siendo un legado excepcional para la historia del arte universal.

A pesar de su reconocimiento, hay algunos detalles de su vida que son poco conocidos y resultan fascinantes para quienes saben de ellos por primera vez. Uno de estos es el poema que escribió a su amigo Giovanni da Pistoia sobre su trabajo pintando los frescos bíblicos en la Capilla para dejar constancia de lo a disgusto que lo estaba realizando y la tortura que era.

Esta es su traducción:

Ya me ha salido un bocio de esta tortura,
encorvado aquí como un gato en Lombardía
(o en cualquier otro lugar donde el veneno del agua está estancada).

Mi estómago está aplastado bajo mi barbilla, mi barba
apunta al cielo, mi cerebro está aplastado en un ataúd,
mi pecho se retuerce como el de una arpía. ¡Mi pincel,
encima de mí todo el tiempo, gotea pintura
para que mi cara sea un buen piso para los excrementos!

Mis ancas se clavan en mis entrañas,
mi pobre trasero se esfuerza por hacer de contrapeso,
cada gesto que hago es ciego y sin sentido.

Mi piel cuelga suelta debajo de mí,
mi columna está toda anudada por doblarse sobre sí misma.

Estoy tenso como un arco sirio.

Porque estoy atascado así,
mis pensamientos son estupideces locas, pérfidas:
cualquiera dispara mal por una cerbatana torcida.

Mi pintura está muerta.

Defiéndelo por mí, Giovanni, protege mi honor.

No estoy en el lugar correcto, no soy pintor.

Si queréis saber más. ENLACE

No hay comentarios:

Publicar un comentario