Sin duda, desde que oí esta versión del Barbero de Sevilla, creo que me empezó a gustar la ópera.
Si hubiese muchos más dibujos animados con música clásica, los niños aprenderían a apreciarla, igual pasaría si en vez de esos nombres absurdos que les ponen a los Digimon o Pokemon les pusiesen nombres de capitales de naciones. ¿Verdad que sería facilísimo acordarse de ellas después? ¡Ahí dejo la idea!
Esta escena no está completa, pero se puede ver AQUÍ.
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