24 julio 2012

228 - Ahora tocan pies.

Ya hemos hablado de las manos, y las hemos visto hacer cosas impresionantes. Ahora le toca el turno a los pies. Esas pobres extremidades metidas en armazones, más o menos cómodos, de más o menos productos naturales, que nos sostienen desde el primer año de vida hasta casi la muerte.

Desde pequeña ejercía en mí una extraña admiración que los pies, más bien los dedos de los pies, fueran tan distintos dependiendo de las personas. Me resultaba fascinante ver los pies y comprobar que los zapatos que los encorsetan definen la personalidad del que los lleva como lo hace su peinado o su vestido.

Pero si algo me llamaba poderosamente la atención era la disposición de los dedos de los pies, por eso he decidido hacer esta especie de artículo.

AQUÍ OS PRESENTO LAS DIFERENTES CLASES DE PIE.



Cuando compramos calzado, debemos tener en cuenta que hay distintos tipos morfológicos de pie, y que de acuerdo para cada pié debemos usar distinto tipo de calzado.

¿Cuáles son esas morfologías? Se habla de que hay tres tipos de pie: el pie griego, el pie polinesio o cuadrado y el pie egipcio. Es por esto que te recomiendo prestas mucha atención a la descripción de cada tipo que te daremos a continuación, para descubrir cuál es el acorde a tu pie y así poder elegir el calzado ideal para ellos.

El pie griego: es esa forma de pie que observamos en las estatuas griegas de la época clásica y justamente esta es la razón por la que llevan ese nombre. Se trata de un pie donde el segundo dedo es el más largo, le sigue el dedo gordo que mide lo mismo que el tercer dedo. El cuarto y el quinto dedo, son más pequeños. Para estos tipos de pie, deben utilizarse zapatos que distribuyan las cargas mejor sobre la parte delantera del pie.

• El pie polinesio o cuadrado: es el que se observa en los cuadros de Gauguin. Es decir, esos pies donde los dedos son casi todos del mismo largo y están a la misma altura. (A este pie también se le llama romano).

• El pie egipcio: es el pie presente en las estatuas de los faraones, es aquel que tiene el dedo gordo más largo y los otros dedos, le continúan por tamaño en orden decrecientes. Este tipo de pie, suele sobrecargarse más con el calzado y por ello se predispone a tener juanetes (hallux valgus) y a la artrosis metatarsofalángicas (hallux rígidus). Recuerda que si el calzado no es el adecuado para tu tipo de pie, puedes comenzar a sufrir ciertos dolores asociados. Por ejemplo sufrir de dedo martillo, tener callosidades en el dorso de los dedos, hinchazón de pies, entre otras.

Usar un calzado inadecuado tiene varias consecuencias. Hay un refrán que dice: “cuando es moda, no incomoda”. El problema es que a veces de los refranes a la realidad hay cierta diferencia y lo cierto es que cuando incomoda, aunque sea moda, lastima. Un mal calzado puede tener varias consecuencias graves: juanetes, deformidades en los dedos, callos, ojos de gallo y dolores de rodilla, entre muchos más.

Nuestros pies son fundamentales: nos transportan,  soportan nuestro peso… y sin embargo los olvidamos. Son una de las partes de nuestro cuerpo a las que menor atención les prestamos. Los embutimos en calzado con excesivo tacón, hormas demasiado estrechas o puntas afiladas.

Somos muy poco conscientes del importante papel que juegan nuestros pies en nuestra salud y bienestar. Ellos tienen la función de proporcionarle apoyo a nuestro organismo, pero también tienen la función de contribuir a movernos y detenernos, realizar acciones rítmicas, de propulsión, absorción de choques y mantener el equilibrio. Son, un órgano muy especializado que debemos por tanto cuidar y mimar. Y les aseguro, que si fueran pies sabrían que un calzado inadecuado no es ningún mimo.

Un calzado inadecuado tiene muchas consecuencias. La combinación de tacones altos y calzados puntiagudos es una definitiva agresión a los pies, que puede causar malestares sumamente molestos y dolorosos en nuestras extremidades inferiores.

Algunas de las patologías que pueden sufrir nuestros pies son las siguientes:

•  Juanetes o hallux valgus

•  Metatarsalgias o dolores en la planta del pie y en el antepié

•  Deformidades de los dedos: dedos en garra y en martillo

•  Callosidades en el dorso de los dedos originados por el roce y la presión, o callosidades entre los dedos, conocidos como ojo de gallo.

•  Sesamoiditis: inflamación de los huesos sesamoideos, pequeños huesecillos redondos situados debajo de la cabeza del primer metatarsiano.

•  Inflamaciones del tendón de Aquiles por roce y por acortamiento del tendón, dolores a nivel de gemelos, e incluso dolores en rodillas provocados por la sobrecarga a la que se ven sometidas.

•  La circulación venosa se deteriora, el bombeo de sangre no es adecuado y aparece hinchazón de pies, edemas y pequeñas varículas.

Algunas personas deben tener gran cuidado con este tipo de patologías, ya que tienen alto riesgo si les aparece alguna de estas lesiones.  Los diabéticos, por ejemplo, con problemas circulatorios, o las personas con arteriosclerosis en las extremidades inferiores, pueden tener graves problemas si no se cuidan.

En resumen:
Los pies nos transportan de un lugar a otro y soportan nuestro peso durante gran parte del día, a menudo embutidos en calzado con excesivo tacón, hormas demasiado estrechas o puntas afiladas que a la larga pueden provocar lesiones irreparables. Y aún así, los pies son una de las partes de nuestro cuerpo a las que menos atención prestamos, poco conscientes del papel que juegan en nuestra salud y bienestar. Su función consiste en proporcionar un apoyo a nuestro organismo, pero también los utilizamos para movernos y detenernos, para realizar acciones rítmicas , de propulsión y absorción de choques y para mantener el equilibrio. Son, por tanto, un órgano muy especializado que hay que cuidar y mimar. Y un calzado adecuado es el primer paso para no sufrir con ellos.

2 comentarios:

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    saludos

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  2. Vale, Ariadna, no tengo ningún problema. Un saludo.

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