Lejos de seguir sumidos en la oscuridad, la ocurrencia de Slamet Widodo, director de una escuela de Kampung Pelangi en Indonesia, consistió en pintar todo el pueblo de colores vivos y brillantes. De esta forma se alegraba el ambiente y se atraía al turismo, fuente de ingresos muy necesaria.
En este proyecto colectivo se han pintado más de 230 viviendas. Y no deja de sorprender la cantidad de casuísticas que se exhiben en sus muros. Es impresionante ver el antes y el después.
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