24 enero 2021

679 - EL AZÚCAR ¿ES DROGA?

Llevamos una temporada larga oyendo en los diferentes medios de comunicación que el azúcar se ha convertido en la droga del siglo XXI.

No voy a discutirlo. Soy muy golosa y todo lo que sabe dulce me entra por los ojos, pero he probado a estar días enteros sin azúcar y no he tenido ningún tipo de síndrome de abstinencia, por lo que creo que, pudiendo ser, no siempre es cierto, lo de la droga, digo.

Parece ser que cada vez hay más estudios que relacionan el alto consumo de azúcar, con el riesgo de sufrir “síndrome metabólico”, un conjunto de dolencias que aumentan las posibilidades de padecer enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, enfermedades coronarias y hepáticas. 

Elementos clave de este síndrome son el exceso de grasas en sangre o triglicéridos, colesterol alto, hipertensión, glucosa alta en sangre o grasa acumulada en el vientre.

Sobre esta "adicción" hay escritos libros y libros. Sigo sin discutirlo.

Lo que debemos tener claro es que desde una perspectiva evolutiva, el gusto dulce se asocia a una fuente de energía muy rica. Y es que si teníamos la suerte de encontrar un panal de abejas, estamos DISEÑADOS para podernos comer toda la miel que encontráramos. Todo este azúcar somos capaces de almacenarlo en forma de grasa y, de este modo, tener reservas para sobrevivir en los momentos de falta de sustento. Esta herramienta evolutiva es fantástica en un entorno de carencia donde el azúcar brilla por su ausencia.

El problema aparece hoy en día cuando aún mantenemos ese MISMO REGISTRO EVOLUTIVO. Continuamos sintiendo atracción por el dulce pero en cambio nuestro entorno ha cambiado radicalmente. Sobre todo en los últimos 200 años, desde la Revolución Industrial, algo tan reciente si consideramos los 2 millones años de nuestra evolución.

Si nuestra evolución nos lleva al consumo de más cantidad de azúcar de la necesaria para sobrevivir, me pregunto ¿somos culpables de querer tomar azúcar? ¿de endulzar nuestra vida?

Pues yo opino que no. Ahora sí que lo discuto. No puedo luchar contra miles y miles de años de evolución, lo siento. Seguiré tomando azúcar, la necesaria, nada de excesos, pero sin acudir a sucedáneos de sabor horripilante, no sacarina, no sucralosa, no fructosa, no dextrosa, no sorbitol, no stevia, no aspartamo. 

Como es de suponer la opinión individual es eso, individual, por lo que puede que la persona de enfrente no esté de acuerdo. Eso es lo normal. Sin embargo me guardo el derecho a réplica.

Os dejo una pirámide invertida sobre la alimentación saludable, para que os hagáis una idea. Feliz cumple sin tarta, jijij.

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