09 abril 2023

715 - ACABANDO CON LA CIVILIZACIÓN EN 3 DÍAS

 

El SOL, esa estrella que nos permite vivir en un planeta tan hospitalario y que con su calor y energía nos ayuda a mantenernos a flote en el universo, no sólo es el principal aliado de nuestra vida, también puede ser el causante de nuestra perdición.

Diversos científicos e ingenieros analizan el evento que puede devolver a la humanidad a antes del medievo y provocar cientos de millones de muertos y que nos haría volver a la Edad de Piedra.

Después de ver tantas películas catastróficas tenemos la tendencia a no creer que una serie de fenómenos pueden suceder en un futuro incierto.

Uno de estos fenómenos es el denominado ‘La gran tormenta’. Se trata de la más grande de las tormentas solares, un evento que podría devolver a la humanidad a una situación previa a la Edad Media, con la consecuente muerte de incontables personas a lo largo de todo el mundo. ¿Cómo? Con el mayor apagón tecnológico posible que inutilizaría desde la red eléctrica e Internet a cualquier aparato electrónico, inutilizando los datos almacenados digitalmente.

¿Qué es una tormenta solar y cómo funciona?
Se trata de una perturbación temporal de la magnetósfera terrestre que puede ser causada por una onda de choque de viento solar y/o una eyección de masa de su corona que interactúa con el campo magnético terrestre. El incremento en la presión del viento solar inicialmente comprime la magnetósfera.

El campo magnético del viento solar interactúa con el campo magnético de la Tierra y transfiere la energía a la magnetosfera. Ambas interacciones causan un incremento en el movimiento del plasma a través de la magnetósfera (conducido por campos eléctricos incrementados dentro de la magnetósfera) y un incremento en la corriente eléctrica en la magnetosfera e ionosfera. La presión del viento solar sobre la magnetosfera aumentará o disminuirá en función de la actividad solar.

Para comprender la magnitud de este tipo de tormenta producida por erupciones solares hay que remontarse a 1859, cuando el denominado como evento Carrington acabó destruyendo redes telegráficas de todo el planeta. Según la doctora Holly Gilbert, responsable del High Altitude Observatory del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de EEUU, estas tormentas cuentan con tres fases:

Primero se produce una erupción de una radiación de alta energía que puede afectar a nuestra ionosfera en ocho minutos porque viaja a la velocidad de la luz. Después, durante la propia erupción solar, se libera esa ingente cantidad de radiación electromagnética en todo el espectro que choca con nuestro planeta en unos ocho minutos. Finalmente, se produce esa eyección de masa coronal que en dirección a la Tierra puede inutilizar desde satélites a telecomunicaciones y transformadores eléctricos.

Lo ocurrido no es nada si atendemos a los estudios realizados por la investigadora Fusa Miyake en los anillos de los árboles. Esta investigadora observó que hubo un evento más de 10 veces más poderoso que el evento Carrington. De hecho, puede que ni siquiera sea el evento más fuerte que jamás haya ocurrido. Porque si vamos y miramos en núcleos de hielo de hace 9.200 años, hubo una tormenta aún más poderosa que el evento de 774 a 775, que fue un evento Miyake.

¿Qué consecuencias puede tener este evento en nuestro mundo actual?
Como bien sabemos, todas las infraestructuras críticas de la sociedad, desde la sanidad y la banca a la distribución de agua potable o la logística o cualquier industria… la lista es interminable depende de la electricidad y la red internet. Si no tenemos eso, básicamente volveremos a la Edad de Piedra. Especialmente con el tipo de densidad de población que tenemos en las grandes ciudades. Ni siquiera se puede imaginar lo que pasaría si ocurriera un evento a gran escala.

En los primeros días, todas las personas cuya supervivencia dependiera de respiración asistida o cualquier otro sistema eléctrico morirían sin remedio. En los meses siguientes, serían cientos de millones, principalmente personas que habiten en núcleos urbanos, los que fallecerían por infecciones y hambrunas regionales.

La humanidad tardaría como mínimo una década en recuperarse de esta catástrofe, si es que llega a hacerlo.

Lo peor de todo no es que ocurra, sino no saber cuándo puede suceder.

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