En las fiestas de San Fermín me puse a buscar dibujos de Kukuxumusu, y ¿con qué me encontré? pues con una batalla campal entre la marca y su creador.
¿Cómo es posible que el creador original de los dibujos de Kukuxumusu se haya tenido que ir de la marca y crear otra nueva?
Me pareció alucinante, y reconozco que, aunque la historia es vieja, no me había enterado.
En el año 2016 Mikel Urmeneta lanzó una nueva marca, KATUKI SAGUYAKI, tras su abrupta salida de Kukuxumusu.
La salida de Urmeneta y de todo el equipo ‘histórico’ de dibujantes freelance de Kukuxumusu, además de suponer la limitación creativa de Kukuxumusu a partir de ahora –ya que la compañía se queda sin autorización para recrear los personajes, iconografía y estilos en nuevos escenarios–, ha derivado en la creación de esta nueva marca que es una expresión que combina el euskera y el japonés (‘comida de gatos, manjar de ratones’).
Parece mentira que las empresas se hagan con la creatividad de personas que han puesto todo su talento a disposición de los demás. En resumidas cuentas os cuento: los 3 amigos que fundaron Kukuxumusu se repartieron a partes iguales la empresa (33%). Dos de los socios vendieron a un tercero que se quedó con la mayoría (66%). El dibujante principal, Mikel Urmeneta, por desavenencias y viendo que sólo disponía del 33% se tuvo que largar de la empresa.
Pregunto, ¿esto es habitual en los negocios? ¿no se desvirtúa el fin inicial? ¿la creatividad es tan poco valiosa que se convierte en dinero?
¿QUÉ OPINÁIS?
¡ADIOS, KUKUXUMUSU!


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