Me gusta la gente que hace su propio arte, sin importarle los materiales, las formas o lo estrambótico que pueda ser, porque me indica que, cuando ya había pensado que la creatividad humana había llegado a su fin, sigue estando viva y es prácticamente indestructible.
En los últimos tiempos oímos canciones de otros tiempos renovadas, pero son las mismas canciones. Vemos modificaciones de estructuras de edificios que ya hemos visto antes, pero renovadas. Esto da qué pensar y muestra que parece que las fuentes de creatividad se agotan, pero he aquí que de repente llega alguien que te sorprende, que de nuevo te hace pensar que la creatividad no murió, que el vídeo no mató a la estrella de la radio, que todavía hay esperanza.
En esta ocasión admiro la obra de un joven japonés (1989), llamado Masayoshi Matsumoto, que se mantiene un poco alejado de los medios, pero que sus obras son de indiscutible valor, porque su calidad en el detalle es tan asombrosa que nos deja con la boca abierta.
Él asegura que sus obras sólo están hechas con globos, no hay nada pintado en ellas. Yo le creo.
Vamos a disfrutar de su arte con estas 20 obras.
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